Acuarelas


Tiempo I




La excursión a la montaña

«No sé», grité sin eco, realmente no lo sé. Si no viene nadie es que precisamente viene «nadie». No le he hecho nada malo a nadie, nadie me ha hecho a mí nada malo, sin embargo nadie me quiere ayudar. Absolutamente nadie. Pero tampoco es así. Sólo que nadie me ayuda, si no «nadie» sería muy hermoso. Me gustaría, por qué no, hacer una excursión en compañía de un puro nadie. Naturalmente a la montaña, ¿adónde si no?

¡Cómo se aprietan uno al lado del otro, esos nadie, todos esos brazos estirados y colgantes, todos esos pies, separados por pasos diminutos! Se entiende que todos visten frac.

Nosotros vamos así, el viento atraviesa los espacios que nosotros y nuestros miembros dejan abiertos. ¡Las gargantas se tornan libres en la montaña! Es un milagro que no cantemos.

Franz Kafka

Alga be








Ojo Lilio


Vestidos

A menudo, cuando veo vestidos con múltiples pliegues, volantes y adornos, que tan bellamente lucen sobre bonitos cuerpos, no puedo dejar de pensar en que no permanecerán así mucho tiempo, sino que se arrugarán, perderán su lisura, quedarán cubiertos de tanto polvo que será imposible limpiarlos. Y también pienso que nadie querrá mostrar una imagen tan triste y ridícula al ponerse todos los días por la mañana temprano el mismo traje costoso y quitárselo por la noche.
Sin embargo, veo muchachas bastante bonitas, que poseen músculos excitantes, huesecillos, una piel tersa y un cabello fino, pero que, no obstante, cubren a diario su cuerpo con este disfraz natural y siempre tapan el mismo rostro con las mismas palmas de las manos, dejándose reflejar así por su espejo.
Sólo algunas veces, por la noche, cuando regresan tarde de una fiesta, ese traje les parece usado, dado de sí, polvoriento, demasiado visto y lo consideran indigno de ponerse.

Franz Kafka