





Me llevo un paquete vacío y arrugado de cigarrillos Republicana y una revista vieja que dejaste aquí. Me llevo los dos boletos últimos del ferrocarril. Me llevo una servilleta de papel con una cara mía que habías dibujado, de mi boca sale un globito con palabras, palabras que dicen cosas cómicas. También llevo una hoja de acacia recogida de la calle, la otra noche, cuando caminábamos separados por la gente. Y otra hoja, petrificada, blanca, que tiene un agujerito como una ventana, y la ventana estaba velada por el agua y yo soplé y te vi y ése fue el día en el que empezó la suerte.
Me llevo el gusto del vino en la boca. (Por todas las cosas buenas, decíamos, todas la cosas, cada vez mejores, que nos van a pasar.)
No me llevo ni una sola gota de veneno. Me llevo los besos cuando te ibas (no estaba nunca dormida, nunca). Y un asombro por todo esto que ninguna carta, ninguna explicación, pueden decir a nadie lo que ha sido.
Vagamundo y otros relatos
Remember a day before today
a day when you were young.
Free to play alone with time
evening never came.
Sing a song that cant be sung
without the mornings kiss
queen - you shall be it if you wish
look for your king
why cant we play today
why cant we stay that way
Climb your favorite apple tree
try to catch the sun
hide from your little brothers gun
dream yourself away
why cant we reach the sun
why cant we blow the years away
blow away
remember
Para el Chinichi
Si he de morir, que me muera de tanto vivir
con la furia de la tempestad
incendiándome el alma al partir.
Si he de partir, que me parta la vida un amor.
Vos.
Le grita: –..."al final eras un disfraz de alquiler".
–Epa, que feo.
–No hay nada mas despreciable que un disfraz de esos.
–No sólo el disfraz, las fiestas de disfraces me hacen sentir muy mal.
(Del porque nunca hay que perder el sentido del humor)
Y como me río.
Mis certezas desayunan dudas. Y hay días en que me siento extranjero en Montevideo y en cualquier otra parte. En esos días, días sin sol, noches sin luna, ningún lugar es mi lugar y no consigo reconocerme en nada, ni en nadie. Las palabras no se parecen a lo que nombran y ni siquiera se parecen a su propio sonido. Entonces no estoy donde estoy. Dejo mi cuerpo y me voy, lejos, a ninguna parte, y no quiero estar con nadie, ni siquiera conmigo, y no tengo, ni quiero tener, nombre ninguno: entonces pierdo las ganas de llamarme o ser llamado.
Cuando Francisco volvió de su viaje a Roma, traía un gran deseo de compartir con los pobres sus sufrimientos y de saber por experiencia propia cuál era su vida. Entre los más desgraciados de ellos, se distinguían los leprosos.
Cierto día que Francisco regresaba a Asís luego de la la guerra a caballo, le pidió una limosna uno de ellos. En otro tiempo le hubiera arrojado un puñado de monedas y espoleado su caballo; pero esta vez desmontó, puso su limosna en las manos de aquel miserable y tomándolas entre las suyas, imprimió un beso en ellas.
Desde aquel momento quedó sellado el pacto de una nueva vida. Francisco se creyó llamado especialmente a cuidar leprosos, cuyas chozas desde entonces frecuentó no ya secretamente, pues en aquella época en Asís era mal visto dar limosna a los pobres, y él lo hacía a plena luz del día y nunca olvidaba besarles la mano al entregarles su ofrenda.
¿Qué sería de los Clash sin Buenos Aires donde nacías vos?
¿Qué tal sería Pizarnik como madre de quién nacías vos?
Tendría que esforzarme un poco y recordar
que es lo que hacia aca y que es lo que haré.
Se sentaba en el pasto y tanto amor
no les entraba en el corazón.
No les entraba tanto amor.
Ella usaba a veces una cruz,
y sin embargo se cruzaba a veces.
He intentado aprender y significar
el modo en que se besaban.
Hermosos, de sexys se miraban.
No les entraba tanto amor.
Se reían de fruta y eran de mentol.
Flotaban orgasmos bajo el sol,
condición que no cambiaba el diluviar.
Dibujaban el cielo con crayón,
y sin embargo se rayaban a veces.
No duraba mucho ese bajón.
No les entraba tanto amor.
Con una inyección de libertad
detienen el pulso universal.
El amor era aquello que no les faltaba.
Encendieron apenas una luz,
que sin embargo brillará en la eternidad.
Para aquellos que bebemos soledad
solo espero que nos puedan contagiar...
Quizá...