Devenir imperceptible


Gilles Deleuze: ̈...¿Qué es lo que me fascina en el animal? Lo primero que me conmueve, creo, es el hecho de que todo animal tiene un mundo. Es curioso, porque hay mucha gente, hay muchos humanos que no tienen mundo.

Viven la vida de todo el mundo, es decir, de cualquiera, de cualquier cosa.

¿Qué es un mundo animal? A veces es extraordinariamente limitado y eso es lo que me conmueve. Al fin y al cabo, los animales reaccionan ante muy pocas cosas. Tal vez sea a veces la pobreza de esos mundos, el carácter reducido de esos mundos, lo que me impresiona tanto. Por ejemplo, la garrapata. La garrapata responde o reacciona a tres cosas, tres estímulos y nada más: se encamina hacia la extremidad de la rama de un árbol, atraída por la luz, puede esperar años en la punta de la rama, en lo alto de la rama, sin comer, sin nada; allí, completamente amorfa, espera que un rumiante, un herbívoro, un animal pase por debajo de su rama, y ella se deja caer. Ahí tenemos un especie de estímulo olfativo: la garrapata huele al animal que pasa por debajo de su rama, y éste constituye el segundo estímulo. Luz y, luego, olor. Después, cuando cae sobre la espalda del pobre animal, se pone a buscar la región menos poblada de pelo- ahí tenemos un estímulo táctil- y se hunde bajo la piel; el resto, si podemos decirlo así, la tiene completamente sin cuidado, es decir, en medio de una naturaleza bulliciosa extrae, selecciona, tres cosas.

̈(...) No es suficiente tener un mundo para ser un animal. Lo que a mi me fascina son las cuestiones de territorio y con Féliz (Guattari) llegamos realmente a construir casi un concepto filosófico con la idea de territorio. Se trata de los animales territoriales: hay animales sin territorio, bien, pero los animales territoriales son prodigiosos, porque crear un territorio, para mí, constituye prácticamente el nacimiento del arte. Cuando vemos como un animal marca su territorio (invocamos siempre al respecto las historias de glándulas anales, de orinas, con las que marcan las fronteras de su territorio, pero se trata de mucho más), lo que interviene en el marcado de un territorio son también una serie de posturas (por ejemplo: besarse, levantarse) y una serie de colores (por ejemplo, los colores de las nalgas de los mandriles, que éstos exhiben en la frontera del territorio). Color, canto, postura, son las tres determinaciones del arte, del arte en estado puro. Y entonces, pienso en su comportamiento cuando salen o vuelven a su territorio. El territorio es el dominio. El territorio son las propiedades del animal y salir del territorio es aventurarse... ̈


El ABC de Deleuze. La penúltima entrevista (1988). 

1 comentario:

Anónimo dijo...
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